Lo explicaré por esta vez y debería ser suficiente. Seguro que lo es. Este blog que estáis leyendo no es un espacio de opinión pública. No es una tertulia, ni es un patio de vecinos, ni la cola de la carnicería, ni la hora del café. Y tampoco es un reducto democrático adalid de la libre expresión. Y no lo es sencillamente porque NO TIENE POR QUÉ SERLO. Podría decir que no necesito justificarme para autorizar o no los comentarios, o que todos y cuantos se han enviado han sido publicados de forma fidedigna, o que a veces tardan en aparecer porque, muy a menudo, pasan varios días sin que ni tan siquiera encienda este ordenador. Pero no, no voy a decirlo. Podría mentir si lo hiciera, o podría no hacerlo, o podría importarme una mierda hacerlo o no. Escribo sin ánimo de adoctrinar ni descubrir un nuevo mundo a nadie, y sin más acierto que el que tendría mi vecino de abajo o la señora que limpia en mi oficina. Este blog sólo es mi casa, el cuarto donde ordeno mis pensamientos y los pongo a secar en la ventana. Eso es todo. Así que, a partir de ahora, aquél que decida coserme a reproches porque barrunta que no le publico un comentario o que piense que soy un cabestro por aquello que escribo en este blog, debería releer esta entrada y empezar a resignarse. Sé que algunos de vosotros, los menos, ya me habéis entendido.
Con eso me es suficiente.
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2 comentarios:
Decía Descartes, Discurso del método, que "no hay nada más fatigoso que explicar lo evidente". Es una cita que, por cierto, me ha causado más de un problema, jejeje.
Saludos y pásate a tomar una cerveza cuando quieras!
que razon tienes
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