Noam Chomskyyy se haa enamooraadooo dee tiiiiiii...

Las 10 estrategias de manipulación mediática,
por el profesor Noam Chomsky:

1- La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética: “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales" (del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea que se acepten. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana o planear y ejecutar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, durante años consecutivos. De esa manera se impusieron condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (como el neoliberalismo) durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, y tantos otros cambios que habrían provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4- La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Más tarde, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo a la ciudadanía para acostumbrarse a la idea del cambio y para aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se pretenda engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad" (Armas silenciosas para guerras tranquilas).

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y por ende en el sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir determinados comportamientos.

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que el nivel de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores” (Armas silenciosas para guerras tranquilas).

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover en el público la idea de que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.

9- Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen sobre sí mismos.



Joseph Mariano McCarthy Rajoy.



La radio y la televisión públicas están siendo objeto de una limpieza ideológica como yo no he conocido nunca. Periodistas díscolos con el poder fáctico, el real en estos tiempos, y programas que agitaban conciencias son, literalmente, silenciados en un medio que es, que debería ser, de todos. Me he pasado media vida pensando que todas esas acusaciones de censura y restricción de libertades que se vertían sobre los gobiernos de derechas sólo era propaganda de los gobiernos de izquierdas y hoy, a esta misma hora, sólo tengo que sintonizar RNE para abrir los ojos al tiempo que me intentan cerrar los oídos. Ana Pastor, Juanra Lucas, Toni Garrido o Xavier Fortes, entre otros, todos nombres que se han ganado el respeto de profesionales y público por su independencia y su ejercicio de la libertad de expresión, llevaran o no razón, ya no figuran en la nómina de RTVE, la tele pública, la radio pública, el medio público que es, repito, de TODOS. Y yo ya no sé si termino aquí esta entrada por vergüenza o por rabia.

Transcribo a continuación la entrada publicada en en eldiario.es por Javier Gallego, director de Carne Cruda, y último nombre tachado en rojo en esta lista negra. Gracias, Javi, por tu solidaridad y por tu generosidad al cederme tu boca para hablar a través de ella.

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Radio 3 cancela ‘Carne Cruda’:

ni vencéis ni convencéis
por Javier Gallego

31 de agosto de 2012

La nueva dirección de Radio 3 ha decidido cancelar el programa diario ‘Carne Cruda’, tras tres años en antena de la cadena pública. Hoy se emite el último programa, grabado antes del verano, con lo que el equipo no podrá despedirse de los oyentes.

Javier Gallego es el director y presentador de Carne Cruda.

Queridérrimos oyentes,

Lamento muchísimo tener que comunicaros que la nueva dirección de Radio 3 y de RNE me acaba de despedir y ha levantado el programa “Carne Cruda” de su parrilla de emisión. Se cumplen desgraciadamente los temores que muchos me habíais manifestado y que yo había desestimado pues creí en la palabra del recién nombrado director de la emisora, Tomás Fernando Flores, que aseguró hace un mes que el programa continuaría la próxima temporada. A la manera del presidente del Gobierno, el nuevo responsable de Radio 3 responde lamentablemente al dicho “Donde dijo digo, digo Diego” aunque en su caso sería más apropiado decir “Donde dije digo, digo Tomás Fernando”. Así, cuando fue nombrado director se comprometió conmigo a mantenerme en antena y a solo dos días de terminar el curso (y con todas las programaciones de radio cerradas, por cierto), me echa sin darme ni siquiera la oportunidad de despedirme en antena de vosotros, pues los programas de final del verano son grabados. Por eso lo hago desde aquí. Me pueden quitar el micrófono pero no la palabra. Y mucho menos, quienes no cumplen la suya.

La nueva dirección de la emisora, formada por Tomás Fernando y su segundo, Benito Pinilla, ha alegado motivos económicos para justificar mi cese y la retirada del programa. Por esa misma razón, hace un mes acepté una rebaja del 20% de mi sueldo y de la retribución del resto de colaboradores del programa, condición que hemos tenido que asumir todos los trabajadores externos de la casa para continuar en antena. Se supone que así cuadrábamos el exiguo presupuesto de la emisora. Pero ahora el equipo directivo dice haber encontrado inesperadamente un nuevo agujero presupuestario mayor del que creía y culpa a la anterior dirección de no haberle dejado las cuentas a su disposición. Solo le faltó a Tomás Fernando decirme que la culpa es de la “herencia recibida”, por utilizar la terminología oficial del partido. La culpa es de la herencia y el culpable es Carne Cruda, por lo visto, pues es el único programa diario que va a ser suprimido de la parrilla, a pesar de haber doblado la “audiencia recibida” y de ser el espacio más seguido en Facebook de todo Radio Nacional. Pero no nos echaremos flores nosotros. Para echarnos ya esta Flores. Sí, nos ha echado Flores. Pero llenas de espinas.

Dice que nos echa porque el programa sale muy caro. No tengo ningún problema en publicar mi sueldo de autónomo, sin pagas extras ni derecho a vacaciones. Cobro alrededor de 1400 euros mensuales limpios después de pagar Seguridad Social, IRPF, el impuesto de sociedades y el resto de gastos de la empresa que tuve que constituir por exigencia de Radio Nacional, que trata así de evitar una relación directa con la persona física. Muchos de los colaboradores contribuyen desinteresadamente al programa y tres cobran una cantidad simbólica de 50 euros por colaboración después de haber trabajado gratis las dos primeras temporadas. El resto del equipo son contratados de RNE cuyos contratos siguen vigentes. Además, tras la noticia del despido, yo he ofrecido a Tomás Fernando Flores la posibilidad de negociar, lo que a él no parece habérsele ocurrido como solución. Me ha prometido consultarlo y llamarme. No lo ha hecho. No he vuelto a tener noticias suyas. Ni las puedo esperar de quien ya ha demostrado que no cumple lo que promete.

Por todas estas razones y por la forma poco verosímil en que me justificó su decisión, no pude creer a Tomás Fernando cuando se apresuró a decirme al cesarme que no era por motivos políticos, aunque yo ni siquiera los había sugerido. ‘Excusatio non petita, acusatio manifesta’ que decían los latinos, es decir, dime de qué te excusas y te diré de que te acuso. Yo acuso a la nueva dirección de Radio 3 de haberme engañado dos veces: cuando me dijo que seguiría y cuando me dice que no hay motivos ideológicos para que no continúe. Fui un ingenuo al creerle la primera vez. No seré tan idiota de creerle una segunda.

Su discurso y maneras se parecen tanto a las del actual Gobierno que cualquiera diría que el Gobierno está detrás. No voy a ser tan mal pensado. No está detrás. Está delante porque ni siquiera se molesta en ocultarlo. No han ocultado que les estorbaban periodistas que pueden ponerles en tela de juicio, como Ana Pastor, Toni Garrido o Juan Ramón Lucas, a los que han despedido cuando mas éxito tenían sus respectivos programas. Para ellos, mi respeto y admiración porque han caído por una causa digna y que los periodistas debemos dignificar: hacer periodismo. Lo dije cuando el Gobierno decidió tomar el control de la radio televisión pública gracias a su mayoria absoluta: Venceréis pero no convenceréis, como afirmó Unamuno. Hoy pienso que me equivoqué: ni vencen ni convencen. Convence el que tiene razones y ellos han demostrado que solo saben responder a los argumentos del contrario con la fuerza. Y no vencen porque cada decisión que toman les hace perder el escaso crédito que tienen entre gran parte de la ciudadanía, incluidos algunos de sus votantes.

Yo sí que siento que he ganado muchísimo en estos tres años fabulosos de radio. He ganado a la audiencia más viva, inquieta, exigente, combativa y bulliciosa que un programa puede desear, incluidos algunos críticos feroces que siempre conviene tener para la sana confrontación de opiniones. He ganado la posibilidad de hacer radio en libertad y el privilegio de compartirlo con un equipo esforzado y talentoso que se ha dejado la piel en las ondas. Ha sido un placer inconmensurable y un privilegio compartir con ellos y con vosotros tantas experiencias radiofónicas y periodísticas estimulantes y emotivas, tantas horas de discusión, ideas, lucha, indignación y pensamiento crítico. Ha sido una satisfacción aprender de los muchos errores y tener la oportunidad de enmendarlos y tratar de mejorarnos a cada paso. Os doy mi palabra de que lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido. A los que dirán que tengo lo que me merezco, solo puedo darles la razón. De hecho, este programa y su audiencia es mucho mas de lo que esperaba como recompensa. Por eso sigo contento en este momento triste. Puede que me hayan quitado el programa y el trabajo pero ya no me pueden quitar lo radiado.

Sé que solo soy uno de tantos que pierde su empleo en estos días amargos. Sé que solo soy uno de tantos periodistas que pierde su trabajo en este país precario. Y sé que Radio 3 seguirá siendo una grandísima emisora sin el programa pues cuenta con una plantilla con mucho talento que hace un enorme trabajo con muy pocos medios. Lo que quiero decir es que yo soy uno más. Pero aparte de mi pena personal y de la que sentiréis muchos por la pérdida de Carne Cruda, creo que hay algo más importante que todos tenemos que defender. Parafraseando mi adorada película “Amanece que no es poco”, todos somos contingentes pero la radiotelevisión pública es necesaria. Es necesario un medio de comunicación público independiente y crítico que sirva a los ciudadanos para controlar a este Poder. Y es más necesario que nunca cuando el Poder trata de gobernar a golpe de decreto y tijeretazo, sin control por parte del ciudadano y tratando de controlar hasta los pensamientos que éste tiene. Hay compañeros en Radio Nacional que tratan de salvaguardar su dignidad profesional y un periodismo decente en estos tiempos oscuros de purgas, censuras y consignas informativas que ya se están imponiendo en Radio Nacional. Les deseo suerte, fuerza y sobre todo, valor. Valor es lo que más necesitamos en estos tiempos.

Yo creo haber luchado por la radio pública desde dentro. Ahora me toca hacerlo desde fuera. Cuento con vosotros. Que la radio nos acompañe.

Marina de Cope: de piratas, asaltos y botines.

A los mandamases de estas tierras murcianas se les ha ocurrido una idea para solucionar lo de la crisis: hacer apartamentos.


Ya, ya lo sé.

Para ello, sólo hay que acabar con uno de los pocos tramos de costa virgen que aún se conservan en nuestro litoral.


Ya, también lo sé.

Unos cuantos lugareños vamos a intentar que no ocurra. Ya estamos intentado que no ocurra. Para aquellos que estéis interesados en secundar nuestra causa o participar en ella de una u otra manera, todos bienvenidos, hay un grupo de Facebook a vuestra disposición.

Imagen de aquí



En el apartado de antecedentes, transcribo a continuación el texto Marina de Cope: de piratas, asaltos y botines, cuya autoría corresponde a Pedro Costa Morata (Águilas, 1947), Premio Nacional de Medio Ambiente en 1988.

El corsario realiza su rapiña, pero necesita
de los mercaderes y los alfaqueques
para que sus presas tengan algún valor.
(Miguel A. de Bunes: Los Barbarroja)

“Fíjate qué lástima, nene, se pasan la noche trabajando”, me decía mi madrina, Concha la Rubia, señalándome los puntos brillantes que zigzagueaban en la mar oscura, allí lantes, en una mar que, desde las alturas de la casa de mis padrinos, en las faldas del Lomo de Bas, observábamos a la caída del día, cuando el sol se ponía y la oscuridad avanzaba de levante a poniente, cuajando en miles de estrellas. Nos tumbábamos en los poyos inclinados que llevaban de la era a la casa, a ambos lados de la entrada, y mirábamos al mar y al cielo, a la Marina pacífica y discreta, tan hermosa. Desde bien pequeño me subían allí todos los veranos, y aprendía con mis padrinos, mis primos y los vecinos y vecinas muchas cosas del campo y la vida: me gustaba sobre todo mirar, escuchar y maravillarme del mundo, aquel pequeño mundo que se desenvolvía teniendo como centro, moral y mágico, al Cabezo de Cope… El Cabezo en la Marina era –y es, no faltaba más– presencia y referencia, y a su esponta desembarcaban los piratas, decía mi madrina, para robar y hacer daño; la casa del primo Bartolo, me señalaba, tiene todavía las defensas que le hicieron para salvarse. Después supe que esas historias se remitían –a entonces, decía ella, con el dato suficiente del tiempo impreciso- a los siglos XVI al XVIII, pero no se olvidaban.

Muchos años después, en la Navidad de 1973 volvieron los piratas, adaptados a los tiempos, recién descubierta la Marina de Cope en su rastreo de sitios idóneos para el negocio del momento; y llegaron –era la gente de Hidroeléctrica Española, una potencia moderna, hecha de cables, humos e inundaciones vendiéndonos tecnología, progreso, empleo y futuro: o sea, una central nuclear. Pero les dimos para el pelo. No se lo esperaban, y unos cuantos aguileños y lorquinos conseguimos en dos meses darle la vuelta a la opinión pública manipulada, denunciando sus mentiras y amenazas. Pusieron resistencia pero acabaron huyendo, no sin antes dejarnos su tarjeta de visita: una torre meteorológica cuya luz roja insultaba la placidez de la Marina, y una finca enorme, adquirida para la central nuclear, que a modo de bomba de retardo esperaba el momento de la revancha.

La segunda alarma, ya en la democracia, la produjeron en agosto de 1979 unos cuantos políticos de la Diputación provincial, que también descubrieron algo: que era aquélla una costa rara, sin carreteras y sin locuras, y por lo tanto lo que necesitaba era una vía directa entre Mazarrón y Águilas, para alegrar aquello, ganar votos entre sus vecinos y elevar el nivel de vida de la gente, dándoles turismo. Pero esa vez ya estábamos organizados y los ecologistas de la zona pudimos detenerlos desde el momento mismo de su ocurrencia. Todo lo resolvimos con un “cuerpo a cuerpo” con los políticos implicados y con algunos beneficiarios en la sombra (unos propietarios exaltados de Calnegre: nada importante). Diseñamos un plan de urgencia para proteger el extremo litoral del Lomo de Bas (Puntas de Calnegre) y delimitamos a ambos lados y por el mar una superficie de unas 1.500 hectáreas que proponíamos se protegiera y así lo pedimos en ventanilla. Se sucedieron unos años de relativa paz para la Marina de Cope, pero ya veíamos hasta qué punto iba a tener siempre pretendientes indeseables.

El tercer asalto vino de más adentro todavía, al poco de que el Gobierno regional, con buen sentido, declarara en 1992 Parque Regional todo lo que habíamos solicitado en el verano de 1979 más el Cabo Cope y la costa que lo une con las Puntas de Calnegre. Ciertos sindicalistas mendaces, pertenecientes a la Asaja local, se emplearon en envenenar a la gente de la Marina de Cope, desacreditando el Parque Regional y atribuyéndole todo tipo de perjuicios para sus tierras, vida y futuro, recurriendo a la violencia y el matonismo. Aparte de la mentira, hubo otro agente, igual de venenoso, que movilizaron a conciencia: el de la avaricia y las expectativas económicas, con la insolidaridad como efecto secundario; porque si había protección, ¿no perderían valor los terrenos? Y así, muchos que se asustaron cuando la central nuclear amenazaba con sus peligros ahora temían perjudicarse en futuras operaciones inmobiliarias, cambiando el enfoque a conveniencia: triste, aunque humano. El caso es que las autoridades socialistas se contuvieron y dejaron hacer al tiempo (lo que en materia ambiental es lo peor).

Luego sobrevinieron los tiempos oscuros, tras la victoria electoral de PP en 1995 que trajo consigo un tratamiento infame de la tierra y sus recursos, de la naturaleza y los espacios más valiosos: una debacle moral, que nos sometía al juego más descarnado y atroz de los intereses depredadores, en especial los turísticos. La derecha murciana, casi inexistente hasta ese momento, que había sufrido el complejo de una larga impotencia ante el PSOE hegemónico, tomaba el mando decidida a recuperar el tiempo perdido. Había llegado el momento de que todos mezclados –piratas de solera, corsarios oportunistas y bucaneros de variado pelaje– se aliaran en una gran coalición y se lanzaran al asalto final, con una estrategia que garantizase –ahora sí– el objetivo tanto tiempo perseguido: la captura definitiva, previo saqueo, de la Marina de Cope y su inmenso botín: sus tierras amables y productivas, sus playas límpidas y calmas, su luz incesante, su paisaje confortable; más su historia y su futuro. Y en ésas estamos.

Así ha sido como, ante un enemigo potente y decidido, seguro y taimado, los defensores de siempre y otros nuevos, venidos solidariamente de tierra adentro, hemos de hacer frente a esa estrategia, que se ha revelado diabólica, y a los sucesivos ataques que vienen lanzados en oleadas, desde mar y tierra, con armamento de la más variada índole y alto grado de sofisticación, desde la política a la economía, la administración y el derecho. Y ha habido que organizar una respuesta mitad convencional, mitad guerrillera (a la española, como en los mejores momentos de nuestra historia), según y cómo, dando un paso atrás y dos adelante… con paciencia e inteligencia. Y en estas coordenadas se viene jugando la partida, sin tregua alguna.

En su estrategia, la coalición perversa amañó estudios, planes y necesidades, creó normas, iniciativas y actuaciones, constituyó un nuevo marco legal… e incumplió todo. La mentira central quedó al descubierto cuando envilecieron la nueva Ley 01/2001, regional del Suelo, por la “mordida” de la tristemente célebre disposición adicional octava, con la que se desprotegían miles de hectáreas en la costa, quedando descoyuntado y drásticamente reducido el Parque Regional (objetivo esencial de la maniobra). Así, liberadas de protección, 2.100 hectáreas de la Marina de Cope, casi toda su superficie “útil”, se destinaban a la macrourbanización que, a modo de ultraje redomado, habría de llamarse “Marina de Cope”.

En el fragor de la contienda general invasores y quintacolumnistas se marcaron un éxito bien doloroso: una autopista de peaje, cuchillada miserable en la costa, necesaria para fortalecer el proyecto de la urbanización, para estimular la demanda futura. Pese a las resistencias, la operación prosperó combinada por las Administraciones del PP regional y nacional, con la necesaria intervención de Benigno Blanco, de la Asesoría jurídica de Iberdrola, poco antes de dejar de ser secretario de Estado de Infraestructuras. Esta empresa, primera beneficiaria de la macrourbanización turística, también se ha preocupado de poner al frente de sus intereses en la región a Patricio Valverde, ex consejero regional de Industria, que no se corta: “Iberdrola hará fuerza para que ‘Marina de Cope’ salga adelante”). La revancha de 1973, con las 300 hectáreas “durmientes”, al alcance de la mano.

Lo peor, con todo, fue contemplar el alineamiento, expreso o tácito, de compinches necesarios: el alcalde de Águilas, del PP, en perfecta sintonía con el ex consejero de Turismo, que no debe parecer mentira que, con sus competencias, haya batido el récord de permanencia en los gobiernos del presidente Valcárcel; el de Lorca, Miguel Navarro, tan convencido o más que el aguileño, haciendo de este empeño baza significativa de su atroz sentido de lo socialista (y de su sucesor, del PP, no se esperaba, desde luego, nada distinto de lo que está haciendo).

Frente a la conspiración, al fuego graneado y los agobios de todo tipo, los defensores de la Marina de Cope hemos ido oponiendo resistencias y lanzando ataques en todas direcciones, taponando brechas y buscando las debilidades del asaltante, ladino y despiadado, mil veces superior en medios (que no en moral). Denuncias, manifestaciones, recursos, presiones a los políticos; nada nuevo, bien es verdad, ni para nosotros ni para el agresor, que se ha cuidado bien de ignorar alegaciones, recrear argumentos inverosímiles y, como última arma cínica y letal, anunciar que aunque los recursos prosperen se las arreglarán para llevar a cabo el proyecto: es decir, la aniquilación de toda resistencia y la ofrenda final, al dios Negocio, del botín obtenido. Pero las espadas están todavía en alto y el enemigo sabe que está lejos de poder cantar victoria. Nosotros, sin embargo, alimentamos cada día la esperanza, tras cada posición sostenida, cada insidia desvelada, cada corrupto evidenciado.

(En la pequeña sección de astronomía con la que acababan sus dichos y relatos, mi madrina desplazaba su brazo desde la mar al cielo, nombrándome estrellas y constelaciones; y por sobre la negrura misteriosa de Cabo Cope me decía: “Y esas en lo alto del Cabezo, nene, son las del Carro, ¿te acordarás?”).


Publicado en VV. AA (2008): ¡La Región de Murcia patas arriba!
Historias absurdas de hoy, Foro Ciudadano de la Región de Murcia, Murcia.

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Exclusiva: Me han filtrado desde Apple que éste será el modelo nº 5 y que, una vez abonado su importe, el dependiente tiene órdenes de acompañar el recibo con una hostia bien dada al grito de -"¿No querías vintage? ¡Pues toma vintage!".

Míralacaraacaraqueeslaprimera

La conjetura de Perelmán

La conjetura de Perelmán (Ediciones B, aunque he leído por ahí que ahora sólo es B) es la primera novela de Juan Soto Ivars (Águilas, 1985). Por motivos personales que en nada atañen a este blog y porque le debo una canción disculpa, y por ninguna de las dos cosas, copio y pego de los márgenes de mi ejemplar del libro las notas con las que, como acostumbro, garabateo casi cada cosa que tengo entre las manos. Escribí sin publicar sobre El Nuevo Drama, el bienintencionado movimiento que el propio Soto y Sergi Bellver parieron al alumbrar la antología Mi madre es un pez (Libros del silencio, 2011), probablemente hartitos de esa coartada llamada posmodernismo literario y que a mí tanto me cuesta diferenciar del Tuenti. En cualquier caso, si te bulle la curiosidad, hay suficiente información sobre el drama, el de antes y el de ahora, desparramada por el ciberespacio en forma de entradas (muchas) de blogs y comentarios (más) de blogs, aunque los autores de unas y otros apenas se cuenten en un par de decenas.



A lo bruto:

Estilo algo abrupto al comienzo, suavizado con el transcurrir de una novela que madura a cada página. Discurso narrativo irregular, aunque el ritmo interior sostiene la trama sin dificultad. Pequeñas discordancias asociadas probablemente a un uso forzado de las formas verbales. La acción, incluso la de tipo descriptivo, relega a un plano secundario, casi básico, a los elementos escenográficos (no es, desde luego, Nouveau roman). Con la aparición de los diálogos se hace evidente un buen dominio de los niveles del lenguaje, aunque las dislocaciones temporales y el abuso de las formas simples del presente y el pasado, probablemente en la búsqueda de un efecto dinámico y diferenciador de la historia principal respecto a las tramas periféricas, trompica ligeramente los pasajes narrativos. Los elementos caracterizadores ceden a la inercia de la acción y los personajes se muestran al lector perfilados y nada romos, vivos, determinadores de sí mismos. A medida que se añaden ingredientes el relato crece interior y exteriormente, mejora y se revela deudor de la mejor novela negra norteamericana y norte europea, sin desmerecerlas en cuanto al pulso de la narración. Juego constante de componente epistemológica entre ficción/realidad (Perelmán/Perelmán, Golia/Putin). La segunda parte de la novela es brillante, como si Soto pasara de saber lo que quiere hacer a hacerlo. Maestría en la alternancia de los planos de acción hasta trenzar la trama principal y gran prestancia lexicográfica. La narración se acerca al lenguaje fílmico, y la intriga define a la novela totalmente, aunque no cabe despreciar su naturaleza psicológica, incluso de relaciones humanas, con la incomunicación como eje transversal (silencios, mentiras…). El aplomo es sorprendente en un autor novel. Los personajes se completan desde el diálogo y refuerzan su voz única. El pasaje de los matemáticos en la taberna es abrumador, un crescendo constante y genialmente construido. Resaltable el lirismo que sobrevuela toda la obra, especialmente hacia el tercer cuarto, con un narrador implicado, que no sobrepasado emocionalmente, a medio camino entre la omnisciencia y el “yo” lector. Las alusiones sociopolíticas se acercan más a la mera caricatura que a la crítica; no dejan de ser una coordenada anecdótica, un pespunte cronológico y un recurso acertado, pero están muy lejos de constituirse en leit motiv de la novela. En la pág. 240 las elipsis pueden confundir al lector, probablemente porque la narración se aproxima demasiado a lo fílmico y consecuentemente se vuelve frágil sin la muleta de la imagen, aunque sin llegar a fracturarse. El capítulo 3 de la segunda parte es el reflejo del mejor Soto, y el discurso sólido, sin fisuras, poderoso, se construye desde un léxico hermoso y preciso. Llegado aquí me pregunto cuál es el techo de este autor, y disfruto enormemente con el pasaje del tiroteo Carlo-Williams. Lo leo, lo veo y lo siento. Al término la historia cede a las excentricidades, una concesión que se puede atribuir al contexto generacional del escritor, con sesgos pulp y guiños a la serie B, sin que ello desmerezca un final muy bien rematado, cinematográficamente codificado, con un epílogo que, leyéndose, se hace acompañar de los primeros títulos de crédito mientras ya suena el tema que cierra la banda sonora.


Supongo que no se entiende un pijo y que incluso yo, después de unos dos meses de haberlo escrito, no acierto a reconocer una verdadera crítica literaria en esta parrafada con ínfulas. Lo cierto es que no tenía la menor intención de publicar esta entrada, pero me jode ver agonizar por inanición a esta bitácora. Ya no creo que vuelva a ser tan fecundo como antes en cuanto a la actualización de Labios como espadas, al menos no mientras las cosas por aquí sigan como están, pero he recibido un buen puñado de mensajes alentadores animándome a continuar escribiendo (en) este blog, y me parece, como mínimo educado, corresponder tanta amabilidad aun con tan poco tino. Así que, parafraseando el mítico enunciado, “Gracias el que lo lea”.

Nota: No es la primera vez que Perelman se deja caer por aquí.

Samsas

Aquí y allá, que no Allá. Yo ando recorriendo el camino a la inversa, como el que parte de Fisterra, aunque de momento no saco los pies del tiesto. Reconforta asomarse al Cantábrico y encontrar a los osos en sus cuevas después del invierno, cada uno en la suya, claro, mientras en el sur el sol se derrama como miel sobre los tejados. Hoy debería ser un buen día, y el faro de Cabo de Gata debería seguir donde lo dejé hace unas semanas, cosa que comprobaré a la hora del almuerzo.


Camellos andaluces negando cualquier relación con el tema de los ERE.