¿Con qué autoridad?

El que parte, reparte.

En unos minutos dará comienzo una nueva campaña electoral, aunque yo cada vez esté más seguro de que sólo es la misma de siempre, inacabable, tediosa y previsible como una pelea entre dos matones de patio de escuela al grito de "Y tú más". Incluso ya ni se hace necesario echar la vista 20 años atrás para ver las mismas caras. El caso es que cuando venía para mi hogar, que la casa es del banco, me he encontrado con que las vallas en las que los partidos pegan sus carteles (nótese que he resistido la tentación de esdrujular el término) ya están dispuestas para el ritual ochentero, y los espacios para la cartelera (RAE 4.f.) de cada partido milimétricamente dispuestos. Id est:

















Leyenda:
R=Resto
U=UPyD
IU=IU
PSOE=PSOE
PP=PP

Sí, lo sé, todos nos hemos dado cuenta: ¡Desproporcióooonnnnnn!

Y es que una vez superado el trámite relativo a la exigencia de avales, novedad que este año ha reducido a la mitad las candidaturas al Congreso y al Senado, las opciones se reparten entre los 1.145 pretendientes de las 39  formaciones políticas distintas que concurren a las Elecciones Generales del 20 de noviembre, si bien sólo cuatro partidos, PPSOE (perdón, siempre me olvido de que éstos son dos), PSOE, PP, IU y UPyD optarán a representación en todo el territorio nacional. Cabría mencionar aquí a los ecologistas de Equo, que se ha quedado sin espacios publicitarios gratuitos en RTVE, y que estará presente en 43 provincias, consolidándose como primera fuerza política en cuanto a adhesión en Facebook, probablemente la red social más representativa: EQUO 46.737, P.P. 41.646, P.S.O.E. 33.166 (datos míos de esta tarde). Como los vascos de Amaiur, han visto aprobadas todas las candidaturas que presentaban.

Sí, sé que todo esto, lo de las vallas y los anuncios y los avales y todos los "los", funciona en virtud a unas leyes que son salvaguarda del sistema democrático; como sé que las leyes las hacen y aprueban los que quieren que todo esto funcione exactamente de esta manera. Pero creo que estas elecciones generales son diferentes, que los ciudadanos empiezan a sacudirse el maniqueísmo y a ver el mundo de colores, de muchos colores. Al final, como siempre, la reticente clase política va detrás de la sociedad, a rastras, aunque por una vez, por esta vez, espero que el espacio que nos ofrecen al resto se quede pequeño para meter tanto voto. Y antes de tres semanas esta entrada estará tan lejos de lo que espero como cerca el día que ya no tenga que esperar.

Ah, si después de ver la imagen anterior todavía no crees que nos tratan como a un hamster que da vueltas en una rueda, y que lo hacen porque nos consideran un hamster que da vueltas en una rueda, yo ya no sé si seguir escribiendo o salir a comprar unas pipas.

Canciones para contemplar la lluvia tras los cristales en buena compañía una tarde de otoño como otra cualquiera y, por qué no, mover un rato el esqueleto.

Yeah!