El Camino de las Estrellas


En un par de días partiré hacia Roncesvalles. Desde allí, a mil kilómetros de casa, encaminaré mis pasos a Finisterre, con una mochila cargada de preguntas cuyas respuestas no se encuentran en la tierra que ahora habito, ni en los bares en los que me emborracho con mis amigos, los mejores que podría tener, ni en las calles que recorro cada día. Dicen que probablemente esas respuestas estén ya dentro de mí, que lo han estado siempre, pero yo no termino de encontrarlas. Quizá me las acaben susurrando los montes navarros, o las llanuras del Bierzo, o se escondan bajo una piedra en la Costa da Morte, allí donde acaba el mundo. Quizá no.

Como sabéis, por higiene más que por otra cosa, los comentarios de este blog tienen que ser autorizados por mí antes de que se publiquen, así que no me echéis los perros si desde el lunes no aparecen las palabras con las que tan amablemente correspondéis a lo que aquí escribo.

En cualquier caso, gracias por pasar por esta casa, que es la vuestra.

Hasta pronto.