Start spreadin' the news, I´m leaving today. I want to be a part of it...


Hoy le toca a Bunbury. Para los que os guste leer teatro, aquí tenéis en .doc la obra de Oscar Wilde "La importancia de llamarse Ernesto", de donde Enrique adoptó el nombre de Bunbury. La lectura de una obra dramática es complicada y tediosa, así que allá vosotros. Es como querer disfrutar de un árbol mirando una semilla. Si además esta lectura se lleva cabo con la participación de la pantalla de un ordenador, pasamos a querer disfrutar de un árbol mirando la foto de una semilla. En cualquier caso, su representación escénica es totalmente aconsejable, por mal dirigida e interpretada que esté. Ya hablaré en otro momento de teatro, de Enrique Bunbury, de Baudelaire, de Jim Morrison o de todos juntos. Ahora voy a intentar extirparme esta maldita canción. Después... después me espera Nueva York.



"Me calaste hondo
Y ahora me dueles...
Si todo lo que nace,
Perece del mismo modo,
Un momento se va
Y no vuelve a pasar.
Y decían qué bonito
Era vernos pasear,
Queriéndonos infinito
Pensaban -"siempre será igual".
¿Cómo lo permitimos?
¿Qué es lo que hicimos tan mal?
Fue este orgullo desgraciado
Que no supimos tragar.
Y engáñame un poco al menos,
Di que me quieres aún más,
Que durante todo este tiempo
Lo has pasado fatal
Que ninguno de esos idiotas
Te supieron hacer reír,
Y que lo único que te importa
Es este pobre infeliz.
Me calaste hondo...
Y el día que yo me muera,
Y moriré mucho antes que tú,
Sólo quiero que una pena
Se llore frente a mi ataúd.
Que esta herida en mi alma
No llegó a cicatrizar,
Y estará desesperada
Hasta que te vea llegar.
Me calaste hondo...
Un momento se va y no vuelve a pasar
Un momento se va..."

Sucede que me canso de ser hombre

Robe Iniesta nos dejó los que quizá son los mejores versos de la historia del rock alternativo en castellano. A menudo bajo la coraza de la trasgresión, Robe mostraba claramente sus influencias extramusicales parafraseando a poetas, como en el caso del título que encabeza esta entrada, permitiendo así a Neruda o García Lorca acercarse a una generación que, alumbrando lo que estaba por venir, exhibía un interés famélico por los grandes clásicos de la cultura universal. Extremoduro nunca fue mi grupo favorito, pero están muy lejos de la epidemia de mediocridad que asola la música en castellano. Además, desde que me he despertado, no puedo sacarme "Sucede" de la cabeza, así que éste es mi exorcismo particular:

"Sucede que me canso de ser hombre,
sucede que me canso de mi piel y de mi cara,
sucede que se me ha alegrado el día ¡coño!,
al ver al sol, secándose en tu ventana, tus bragas
Empiezo a solas, sigo por ti y no comprendo nada,
desato tormentas sin rechistar,
sácame algún día del corral, necesito salir.
¡Eh, lejos de mí!
deja que corra el aire, no te quemes, va a salir el sol.
¡Sol, déjame en paz!
La Luna me ilumina, en esta ruina entra la claridad.
¿Quién quiere saber?
si estoy quemado o escondo un corazón helado
y quema mi ser.
No he vuelto a ser el mismo desde que se fue
Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón,
y me siento mejor
si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme.
Yo me quedé con su olor,
ella me arrancó la piel,
me dijo justo al final:
no quiero volverte a ver."

Yo

Podría escribir sobre cualquier cosa esta noche. No podría escribir con talento, pero seguro que podría hacerlo sin él. De hecho, me sobra un verbo en condicional en esa frase. Podría hacerlo mientras veo Californication, la nueva serie de Cuatro, con David Duchovny haciendo de una Carrie Bradshaw incorrecta, sin Manolos y mucho más divertida. Podría volver a escribir sobre política, sobre literatura, cine, música... Podría escribir casi sobre cualquier cosa que no sea yo ni las cosas que me dan miedo. Podría escribir de recuerdos de otros, de todo lo que no he vivido y del universo ajeno. Esta noche podría escribir casi sobre cualquier cosa
pero
ahora
sólo voy a mirar los cuatro dígitos del contador de visitas de este blog y revolcarme en mi autocomplacencia, en un ejercicio de onanismo casto, estúpido y risueño.

Churras con merinas

Medidas para afrontar y paliar la tremenda desigualdad que, desgraciadamente, aún discrimina a hombres y mujeres en este país, ni una, pero chistes... La ministra 2.0, Bibiana Aído, se ha metido a humorista. Hoy, en defensa de su indefendible metida de pata, la miembra del gobierno ha declarado en la SER que "Palabras como guay o fistro tuvieron que superar menos obstáculos para ser admitidas por el diccionario de la Real Academia Española". Estimada Sra. Aído: ni fistro ni pecadorl, ni nopuedol, ni jarl... Nada, que no aparecen en el diccionario de la RAE. Voy a intentar explicar una cosa que pensaba que ya todos sabíamos: las palabras tienen género, no sexo. En ocasiones, los términos refieren el sexo de aquello que designan, como "perro" o "perra". En otras, no, como en "jirafa" o "tiburón". Asimismo, "un grupo de especialistas" puede estar compuesto por hombres, por mujeres, o por ambos; lo mismo pasa con una banda, un elemento, una parte... y un miembro. El género de cada palabra, que es una cuestión lingüística, no corresponde inequívocamente con el sexo (si es que lo tiene) de aquello que designa. Es vergonzoso enredar en estas polémicas estúpidas, desviando la atención de lo que realmente importa, de aquello para lo que le pagamos todos. Si, además, quien lo hace parece no tener ni idea de lo que predica, el bochorno alcanza el absoluto. Sus compañeros socialistos (al ritmo que vamos sí es posible que pronto encontremos esta palabra en el diccionario de la RAE) han tirado de tippex y en el borrador de su intervención en el congreso no aparece lo de miembras. A propósito... ¿no es eso delito por falsificación de documento público? No sé, no sé.

¿Está el enemigo? Que se ponga.



La inútil titular del inútil Ministerio de Igualdad se estrenó ayer en el Congreso a lo grande, abriendo su discurso con un “Miembros y miembras de esta comisión" (quizá le faltó membrillos). Qué vergüenza. Presentaba un proyecto, su gran proyecto personal, que gravita en torno a lo que sería una línea telefónica para el maltratador. Según la señora ministra, cuando uno de esos indeseables que se dedica a maltratar o vejar a su mujer sienta el deseo irrefrenable de hacerlo, ahora podrá detenerse, coger el teléfono y, sentadito en su sofá, contarle al operador de turno lo malote que iba a ser: -"Perdone, pero iba a atizarle a mi mujer, como el animal que soy, y he pensado que mejor los llamo a ustedes y así se me pasan las ganas". Dice Bibiana Aído que el nuevo servicio “ayudará a canalizar su agresividad, en vez de recurrir a la violencia”. Joder, parece uno de esos chistes de Gila. Lo que debería ser una lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, porque ambos tengan las mismas condiciones salariales, por una ley real con medidas eficaces contra la violencia de género o por arreglar de una vez el olvidado asunto de las custodias de los hijos, se está convirtiendo en una pantomima progre y cursi que nos costará este año unos 43 millones de euros. ¿Alguien podría decirle a la ministra bloguera que está haciendo el ridículo, por favor?

¡CATACROCKER!




¡Huíd, insensatos! (Fly you, fools!) Y es que esta mañana, cuando he visto que el índice del Euribor parecía haber desayunado Viagra, lo primero que se me ha venido a la cabeza ha sido el grito de Gandalf mientras el Balrog lo arrastraba hacia el abismo insondable. Después de que Trichet apuntara en el día de ayer desde el Banco Central Europeo una subida de tipos en julio de este año, el Euribor ha reventado el techo histórico y se ha ido al 5,428%. En términos de andar por casa, para todos aquellos que tenemos una hipoteca media significará un aumento de más de 800 euros al año. Sobre estas líneas podéis ver unos gráficos muy ilustrativos de la erección euríbica tanto de lo que llevamos de mes como de los últimos dos años. Tras este dato, y otros como que el 53% de las familias españolas no podrán permitirse ir de vacaciones este año, que la tarifa eléctrica subirá un 6% en pocos días, que la matriculación de vehículos ha caído un 24%, que se ha iniciado hoy una huelga de transportistas, que ya hay otra de pescadores y varias manifestaciones de agricultores (y sólo son datos de estos últimos días), no creo que nadie tenga la indecencia de negar la crisis económica que está anegando España. El próximo paso natural, ante la falta de reacción real del gobierno, es ése que todos piensan y casi nadie se atreve a pronunciar: el crecimiento negativo, o lo que es lo mismo, LA RECESIÓN.
Por último, una pregunta al aire: cuando ZP nos aseguró que el Euribor había tocado techo en noviembre de 2007 o que la inflación iba a bajar a partir de marzo de 2008... ¿no sabía de lo que hablaba (cuando era algo anunciado desde hacía tiempo) y es un inepto o sencillamente nos engañaba para ganar unas elecciones y es un mentiroso? Inepto/Mentiroso/Inepto/Mentiroso/Inepto...

Sobre el maestro Pombo


Álvaro Pombo es una de esas figuras intelectuales que se tornan imprescindibles en el devenir cultural de cualquier país que quiera llamarse civilizado: multipremiado (casi siempre justamente) en cuanto a su obra narrativa, el filósofo santanderino ha visto cómo su creación poética pasaba algo más desapercibida (casi siempre injustamente) para el público general. Anoche se dio la curiosa y feliz coincidencia de que, hallándome leyendo en mi sofá su novela "La fortuna de Matilda Turpin" (lo que confieso que me está costando un poco, porque la trama no acaba de atraparme sino por la manera en la que magistralmente está escrita), Jesús Quintero lo entrevistaba en su programa de Canal Sur. Álvaro Pombo y Quintero conversaron con la misma naturalidad con la que lo harían dos viejos amigos, muy lejos de esos diálogos teatralizados y fariseos que la mayoría de los programas televisivos nos escupen a discreción día sí, día también. Pombo, ocurrente como siempre, hablaba de manera brillante de su obra, de su persona y de esta sociedad en la que la casualidad nos abandonó un día para que hiciéramos uso del tan humano libre albedrío. Salpicaba, como en "La fortuna del Matilda Turpin", su conversación con expresiones en inglés, lo que me hizo sonreír y recordar la inclasificable película "Killer barbies" del inclasificable Jess Franco. Para aquellos a los que os guste leer, y además os guste hacerlo sobre el comportamiento social impuesto (muy al estilo del modernismo inglés), sobre lo metafísico de cada minúsculo gesto, sobre mundos interiores, conflictos sentimentales y relaciones personales, todo ello desde un punto de vista omnisciente y casi demiúrgico, os aconsejo "El metro de platino iridiado". Aviso de que la obra de Álvaro Pombo es exigente y de lectura nada fácil, pero al fin y al cabo eso es lo que ocurre con todas las cosas que merecen la pena en esta vida.