Reino de Todavía

El ciclón tropical Nargis ha arrasado Myanmar dejando una estela de miles de muertos a su paso. La comunidad internacional ha ofrecido su ayuda al país asiático y, hasta ahora, no ha encontrado más que trabas. La ONU no es capaz de conseguir los visados necesarios para los cooperantes y los periodistas de todo el mundo se dan de bruces una y otra vez con la burocracia de Myanmar. Relataba hace unos días un turista español que vivió in situ la tragedia, que lo que más le había impresionado, por encima de los daños materiales y los muertos, había sido la resignación con la que los supervivientes aceptaban el hecho de haber perdido sus casas y sus familias. Myanmar es un país pobre, inculto y subdesarrollado, pisoteado desde hace años por una dictadura militar comunista, en el que sus habitantes han aprendido a obedecer y a someterse, a mirar al suelo atenazados por la represión. Los regímenes comunistas que aún perduran en el mundo siguen pasándose por el forro conceptos como libertad, respeto, tolerancia o derechos civiles. China, Corea del Norte, Cuba... alienan a sus ciudadanos, rebajándolos a un status infrahumano, con dirigentes apoltronados en sus sillones, casi anquilosados en ellos, que se valen de su fuerza militar para imponer una ideología que se desploma cuando intenta aplicarse en la práctica, un ideario que convierte a las naciones en inmensas cárceles y a sus habitantes en presos sometidos a ún régimen penitenciario material e intelectual. La mayoría de las asociaciones pro derechos humanos miran hacia otro lado, y si bien son muy pocas las que se atreven a denunciar sin ambages la falta de libertad, aún son menos los organismos, estatales o no, los que secundan estas denuncias con actitudes verdaderamente comprometidas. No hay ningún país en el mundo, ninguno, en el que un sistema de gobierno comunista (así lo confirma la Historia Universal) haya redundado en el beneficio de sus ciudadanos. El comunismo ha sido sinónimo de pobreza, dictadura y represión durante el siglo XX y sólo hace falta echar un vistazo a la prensa internacional de hoy para encontrar titulares como "Birmania no está dispuesta a aceptar equipos extranjeros" (mientras los cooperantes esperan en la vecina Tailandia con aviones repletos de medicamentos o alimentos) o "China no garantiza la libertad de prensa en los JJOO" para descubrir con horror que aún falta mucho camino por andar hasta poder afirmar que el comunismo, en la práctica, no es otra cosa que una forma de gobierno dictatorial y denigrante y, sobre todo, una vergüenza para un mundo que se llama a sí mismo "civilizado".

1 comentarios:

Anónimo dijo...
11 de mayo de 2008, 17:36

Confundes un ideario político con una forma de gobierno totalitaria que, por cierto, también se ha dado, y con holocaustos de por medio, con idearios de derechas. El comunismo no es eso, es una filosofía política que se basa principalmente en la abolición de las clases sociales, la laicidad, y el anticapitalismo. ¿Cómo una teoría como esa puede vivir bajo el mandato de una clase dirigente y autoritaria (además militar!)? Pues porque cada país tiene una historia que ha deformado esa idea original y la ha desvirtuado hacia intereses opuestos, creando dictaduras y corrupción como las que se dan en China o Cuba en la actualidad. ¿Y a eso le llamamos comunismo? Tu texto parece que lo ha escrito alguien de la CIA mal informado y poco documentado.
Me parece increíble que uses una catástrofe humana para criticar unas ideas políticas, y de forma partidista, cuando la ayuda en estos casos siempre es insuficiente y desigual.
Estamos ante una crisis alimentaria increíble, que está provocando esta mierda de sistema económico internacional, vemos impasibles desde hace años como muere la gente en norte de Uganda, Kenia, la República Democrática del Congo o ahora en Darfur sentados en nuestro sofá, nadie habla del boicot financiero a Palestina, ni nombras las consecuencias del cambio climático (verdadero causante de lo que ha pasado en Myanmar), no, es mejor culpar de todos los males al comunismo (que se basa en una situación económica previa a la actual y que ha evolucionado a pensamientos políticos más acordes con nuestros tiempos: lee más L’Humanité o a Ignacio Ramonet, y menos el ABC y a Pedro J.), y cuando la verdad, es que quienes alimentan esas dictaduras o provocan directa o indirectamente las desgracias de este mundo son esa panda de ocho amigos de la globalización, de la OMC, el BM y el FMI, neoliberalistas, conservadores, capitalistas e integristas religiosos.
Llevo tiempo leyendo falacias en este blog, pero esta última ya es insoportable. Espero que no me censures ahora que te has hecho defensor de las libertades en China.