Los 90 cumplían la mayoría de edad y Granada, Murcia o Gijón eran un hervidero de nuevas bandas. Los circuitos underground estaban más vivos que nunca y la movida madrileña se había convertido en un barco de pelos encrestados, hombreras y jerseys amarillos al que todos querían subirse. Pero ya era otro tiempo, el de la Generación X, el del grunge, el de Sonic Youth, Wynona o Loriga, un tiempo de no saber si mirar hacia atrás o hacia adelante, porque ya no nos creíamos los que nos contaban ni nos importaba estar en mitad de ninguna parte, hasta que esa ninguna parte se convirtió en el mejor sitio en el que podíamos estar, en el único sitio en el que queríamos estar. "Diario Pop" y "Disco grande" nos regalaban desde Radio 3 entradas para conciertos que disfrutábamos tumbados sobre nuestra cama, mirando al techo mientras nuestras habitaciones se convertían en las mejores salas del país. Configurábamos nuestro pequeño universo casi sin saberlo, parapetándonos con canciones y libros que el resto del MUNDO no conocía o no entendía, y que ejercían sobre nosotros una fuerza centrípeta hacia el yo en un viaje con billete sólo de ida.
Algunas de esas bandas atravesaron con mayor o menor acierto la barrera del nuevo siglo saltando de FIB en FIB, como Los Planetas, Sexy Sadie o Sr. Chinarro, pero otras acabaron amalgamándose o simplemente desaparecieron "como lágrimas en la lluvia". Para éstas últimas va este post:
El regalo de Silvia, Pribata Idaho, Cecilia Ann, Mil dolores pequeños, Los hermanos Dalton, Australian Blonde, Penélope trip...
Gracias a todos por los buenos ratos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
Siempre permanecen en la memoria colectiva unos pocos, los que transcienden para su desgracia en las radiofórmulas. Pero sin esos otros que perviven en la memoria individual de algunos, no se podria resumir esa época que narras.
Gracias a Australian Blonde y El regalo de Sylvia, porque a veces -oh inocente de mí- nos hicieron creer que no era difícil, que por qué no nosotros, aun sabiendo que nos faltaba empeño, conocimientos, fuerza y calidad.
Publicar un comentario